En los últimos años, América Latina ha emergido como una de las regiones de mayor dinamismo en el ecosistema criptográfico global.
Según datos recopilados entre 2022 y 2025, el volumen total de transacciones cripto en Latam superó los 320.000 millones de dólares, con un crecimiento compuesto anual cercano al 25 %.
Se estima que alrededor de 20 millones de usuarios mantienen activos digitales, lo que representa aproximadamente el 3 % de la población regional.
América Latina aporta cerca del 4 % al volumen global de operaciones criptográficas, ubicándose detrás de Asia (60 %), Norteamérica (20 %) y Europa (16 %).
Brasil destaca por su entorno regulatorio dinámico y la presencia de bancos tradicionales junto a neobancos que ofrecen servicios cripto. Aproximadamente el 40 % del volumen brasileño proviene de transacciones institucionales.
En Argentina, la inflación anual supera el 100 %, lo que ha impulsado a usuarios a refugiarse en stablecoins y bitcoin como un mecanismo de ahorro alternativo. El país ocupa el segundo lugar en volumen regional.
México registra un creciente flujo de remesas, estimado en 60.000 millones de dólares anuales, de los cuales un 5 % se canaliza vía criptomonedas y stablecoins. Exchanges locales facilitan esta actividad con comisiones competitivas.
Otros actores como Colombia, Venezuela, Chile, Perú y El Salvador muestran modelos diversos: desde hiperinflación y uso cotidiano en Venezuela hasta la adopción de bitcoin como moneda de curso legal en El Salvador.
En países con inflaciones crónicas, el uso de stablecoins representa hasta el 60 % de las transacciones locales, superando el peso de bitcoin. Los tiempos de liquidación se reducen de días a minutos comparado con canales bancarios tradicionales.
El mercado de remesas hacia y dentro de Latam ronda los 120.000 millones de dólares anuales. Quienes usan cripto ahorran en promedio un 30 % en costos de intermediación y han visto sus fondos disponibles en menos de una hora.
Cada vez más comercios en Ciudad de México, Buenos Aires y São Paulo aceptan criptomonedas mediante tarjetas prepagadas y pasarelas de pago que convierten al instante a moneda local.
En inversión, el 55 % de las tenencias de usuarios minoristas corresponde a bitcoin, seguido de un 30 % en stablecoins y un 15 % en altcoins. La participación institucional ha crecido al 25 % del volumen total.
Los usuarios cripto en Latam son mayoritariamente millennials (45 %) y Gen Z (25 %). Aproximadamente el 60 % está bancarizado, mientras que el restante recurre a billeteras móviles y plataformas P2P.
La penetración de internet móvil supera el 75 %, lo que facilita el acceso incluso en zonas rurales, donde el 20 % de la población ya interactúa con activos digitales.
Brasil aprobó en 2024 una ley de VASP que establece licencias y supervisión para proveedores de servicios, convirtiéndose en referente regional. México incorpora cripto dentro de su ley fintech desde 2018.
Argentina reconoce a las criptomonedas como activos digitales, sujetas a impuestos a las ganancias. Se desarrollan sandboxes regulatorios para pilotear tokenización de facturas y activos inmobiliarios.
Proyectos de CBDC, como el Drex en Brasil, avanzan en fases piloto para explorar pagos instantáneos y cuadratura con sistemas bancarios tradicionales.
El 40 % de las compras cripto en mercados inflacionarios corresponde a stablecoins (USDT, USDC). Estas monedas digitales funcionan como ahorro en “dólares digitales” y puentes para remesas B2B.
En DeFi, productos como staking y lending atraen a usuarios latinoamericanos, con un TVL aproximado de 2.000 millones de dólares vinculados a direcciones de la región.
Plataformas destacadas como Bitso reúnen más de 5 millones de usuarios en múltiples países. Existen más de 100 startups Web3 en hubs de innovación en México, Brasil y Argentina.
El capital de riesgo inyectó cerca de 500 millones de dólares en proyectos cripto/Web3 de Latam entre 2022 y 2024, impulsando verticales como pagos, identidad digital y tokenización de activos.
La infraestructura en algunos países aún presenta brechas de conectividad e interoperabilidad, limitando el acceso a on-ramps y off-ramps locales.
Se ha visto una transición hacia casos de uso más utilitarios como remesas y ahorro en stablecoins. La institucionalización avanza con custodios autorizados y productos estructurados.
Para 2030, se estima alcanzar 50 millones de usuarios cripto (6 % de la población), con un volumen anual cercano a 600.000 millones de dólares.
Escenario conservador: crecimiento moderado ante restricciones regulatorias. Escenario base: adopción continua impulsada por la inflación y mejoras tecnológicas. Escenario optimista: expansión acelerada de pagos cotidianos y tokenización de activos reales.
Sectores con mayor potencial incluyen comercio minorista, remesas de pymes, tokenización de bienes raíces y servicios financieros alternativos como microcréditos y seguros paramétricos.
En conjunto, América Latina muestra un camino claro hacia un ecosistema de innovación local sólido y un futuro de oportunidades de crecimiento sostenido en el mundo cripto.
Referencias